Es eso que lleva la intención de la melodía y
letra que embargan un infinito sentimiento, sediento de ser comprendido en su
fatalidad, porque así lo siente, porque no quisiese más que ser escuchado,
compartido, por eso se escribe, por eso se crea, por eso desea con toda fuerza
expresarse.
Así es el amor, cuando comienza a invadir los ductos donde
antes habitaba oxígeno y sangre, ahora tus venas tienen la capacidad de
engrandecerse para dejar espacio, a un no se qué, que hace tus días diferentes,
y mientras más engrandezca más se fortalezca, tu cuerpo será demasiado
insuficiente para retenerlo… y empiezas a compartir tu felicidad.
No imagino a un ser que ame sin tener una manera de expresar
esa energía, comienza a decirlo, a escribirlo, a dibujarlo, a retratarlo, su
cuerpo ya no es capaz de retener la emoción de sentirse infinitamente
bendecido.
No comprendería pues, por qué habría de creerte enamorado,
cuando nada de eso pasa, ni un tercero ni yo, sentimos ni vemos a un ser movido
por cualquier sentimiento. No se omite el amor, mucho menos se niega.
Por eso mismo de la música y el amor escribo ahora, porque
ya no puedo tener esto dentro, sin poder deshacerme de él, al menos escribiéndolo,
porque hace que recuerde, qué no necesito, qué me hace bien o no.
Los días van contando y van hacia atrás.