9.16.2014

Sombra

He muerto mil veces y todas ellas han pasado como la última etapa de una enfermedad terminal. Me he despertado todas esas veces de esos sueños detestables y cargado infinidad de infructuosos deja vu's que sólo sirven para envenenar mi espíritu y enfermar de nuevo mi cuerpo. He dejado de creer en la humanidad y aún así le sigo abrazando aferrada a que en algún momento pueda volver a cree en mi también. Soy experta en amordazar mis ilusiones, he afinado la técnica de asfixia de mis sueños y esperanzas; soy tal vez la maestra de la auto tortura. 
Pronto el dolor físico, cual presencia somatizada, me hace la conocida llamada de auxilio pidiendo tregua, implorando espacio.
Y un día igual que hoy mi pesada frente me hace doblarme de cansancio, avisándome que esta agotada y sin fuerza de seguir siendo azotada por estos pensamientos.. Y es cuando me calmo; y es cuando me rindo.